jueves, 18 de marzo de 2010

SIGNOS LITÚRGICOS DEL JUEVES SANTO

SIGNOS LITÚRGICOS DEL JUEVES SANTO

UN SAGRARIO ABIERTO Y VACÍO

En la misa de Jueves Santo, el sagrario debe estar abierto y vacío antes de iniciar la celebración de la Última Cena. Sólo se consagran las hostias necesarias para la comunión de los fieles y para que los sacerdotes y el pueblo puedan comulgar en la celebración de la Pasión del Señor que se realiza el Viernes Santo. Lo que la iglesia pretende con el signo del Sagrario vacío y de la comunión con el pan consagrado durante este grandioso día es comunicar lo que Jesús en realidad instituyó en la última Cena cuando partió el pan y lo dio a sus discípulos diciendo: tomad y comed todos de él porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros. Se trata pues, de comer y de beber aquel vino que nos convierte en uno solo con Cristo para transformarnos y entregarnos también nosotros tal como Él lo hizo. En el servicio a los demás.

EL LAVATORIO DE LOS PIES

El lavatorio de los pies significa el servicio y el amor de Jesús que ha venido no a ser servido sino a servir. Recordemos que en occidente desde el siglo IV se realizaba el lavatorio de los pies en el rito del bautismo con el fin de que no se olvidaran que ser cristianos significa ser servidores a ejemplo de Jesús. Posteriormente comenzó a ser utilizado en los monasterios como signo de acogida a los huéspedes. Este gesto debe ser simbólico y profético, a la vez que explica el deseo de una Iglesia que a ejemplo de Jesús se hace servidora de la humanidad especialmente de los más pobres y oprimidos. El lavatorio se hace con autenticidad, no es teatro, se lavan, se secan y se besan los pies expresando el amor Fraterno, el servicio y la reconciliación.

LA INSTITUCIÓN DEL SACERDOCIO Y DE LA EUCARISTÍA

Con la institución la Eucaristía, Jesús comunica a los apóstoles la participación ministerial en su sacerdocio, el sacerdocio de la alianza nueva y eterna, en virtud de la cual Él y sólo Él es siempre el artífice y ministro de la Eucaristía. Los apóstoles se convierten en ministros de este excelso misterio de la fe, destinado a perpetuarse hasta el fin del mundo. La Eucaristía es el supremo sacramento de la Iglesia, está unida al sacerdocio ministerial que nació también en el cenáculo, como don del gran amor de Jesús, que sabiendo que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo los amó hasta el extremo. Les encargó hacer eso en memoria de suya.

POR QUÉ EL JUEVES SANTO NO SE REZA EL CREDO

En la misa del Jueves Santo no se reza el Credo. Pues hemos de tener en cuenta que el Credo que los católicos proclamamos se hizo por tradición, es decir, por la experiencia de las primeras comunidades cristianas, después de la resurrección de Jesús, se entiende entonces, por qué no se profesa la fe públicamente este día, no es que sea una omisión, ni nada por el estilo, sino que es un acto de respeto por la misma Tradición antigua que no tenía prevista esta particular profesión de fe cuando se instauró el Jueves Santo. Sólo hasta el siglo XI el Credo entró definitivamente en la liturgia. Cabe decir también que hoy se recomienda que en los templos, se dé la comunión bajo las dos especies del pan y vino.

POR QUÉ NO SE DA BENDICIÓN FINAL, AL TERMINAR LA MISA DE LA ÚLTIMA CENA

La conclusión de la celebración de la Última Cena es del todo insólita. Después de la oración final, se organiza una procesión solemne para llevar el Santísimo Sacramento hasta el lugar donde se tenga preparado el monumento. Posteriormente el sacerdote inciensa al Santísimo Sacramento mientras se entona un canto eucarístico. Allí se ha de permanecer en adoración en silencio. Luego el celebrante y los ministros hacen genuflexión y se retiran hacia la sacristía. La asamblea se dispersa sin ninguna clase de despedida litúrgica. Esto significa que quedamos en espera para participar de la más importante celebración del año Litúrgico. La Vigilia Pascual.

EL ALTAR PERMANECE DESNUDO

Este gesto, de quitar el mantel que cubre el altar, hasta la Vigilia Pascual, es otro signo que asombra e interroga, pues, se retira el mantel que lo cubre, se quitan además las cruces o si no es posible retirarlas se cubren con un velo. Se trata de mantener estable una antiquísima tradición que tenía previsto este gesto final en cada celebración y que luego se conservó únicamente en el Triduo Pascual. Este gesto tan significativo, data desde el siglo X hasta la reforma de Pío XII que lo interpretó con el “desnudamiento” de Cristo, del cual el altar es símbolo. Mientras de despojaba solemnemente el altar se recitaba el salmo 21, que dice: “se reparten mi ropa, echan a suerte a mi túnica”.

POR QUÉ NO SE PRENDEN VELAS A LAS IMÁGENES

Hoy en nuestra liturgia, el altar desnudo no se refiere al sentido trágico de la pasión, sino que quiere centrar la atención en las realidades espirituales representadas en los signos litúrgicos. Por ello mismo la prohibición de encender velas ante las imágenes de la Virgen María y de los santos. Esta prohibición por parte de la Iglesia se inicia el Jueves santo, hasta la Vigilia Pascual. En lugar de encender velas a las imágenes se sugiere a los fieles que las velas se lleven y se prendan al pie del monumento, lugar donde está Jesús presente, pues, este acto de ir a orar y encender una luz en el monumento, es descubrir la luz del misterio eucarístico, que es lo verdaderamente importante para el cristiano.

QUÉ ES EL MONUMENTO

Una vez concluida la Misa del Jueves santo, se procede a reservar el Santísimo Sacramento. Si en la iglesia hay capilla del santísimo, es lógico hacer allí la reserva, o sea, donde siempre se hace. Esto ayuda a recordar a la comunidad que siempre existe la reserva del santísimo, es decir, que la Eucaristía es también el sacramento de la presencia real del Señor Jesús y que por amor a nosotros se queda a nuestro lado para cumplir la promesa que nos hizo en el Evangelio de Mateo: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo”. Los monumentos se adornan, con flores, cirios y frutos de las cosechas. Los monumentos se hacen en todas las capillas con el objetivo también de guardar las hostias sagradas para la comunión en el Viernes Santo y la de los enfermos.